Para algunos estudios cinematográficos, el Big Data parece ser una suerte de “nuevo petróleo”, ya que permite pulir al máximo la forma en la que las películas se llevan al mercado. Uno de ellos es Fox Studios, quienes realizaron un experimento durante el pre-lanzamiento de su cinta “The Reventant”.

El estudio llevó a una serie de personas al pre-estreno para conocer cuál era el impacto que el largometraje tenía sobre sus cuerpos en cada momento, gracias a unas pulseras cuantificadoras que podían medir el ritmo cardíaco, temperatura corporal o conductividad de la piel. Esto da luces de la respuesta nerviosa de la persona y así establecer si la película gustaba, además de saber las partes en las que se fallaba.

A pesar de que estos estudios no son nuevos y se han aprovechado desde hace tiempo diversas técnicas para medir las audiencias, el auge del Big Data ha permitido recolectar muchos más datos, no solo para vender el producto final, sino incluso para modificarlo antes de que salga a la luz. Y ahí es donde precisamente el experimento de The Revenant llama la atención.

A diferencia de las tradicionales encuestas a los espectadores, estos datos entregan información precisa de la reacción real de nuestros cuerpos a cada instante de la cinta, lo que puede ser clave para modificarla al punto de lograr el objetivo que el equipo de realizadores busca.

Ahora el debate es otro: si al final la visión original del director podría corromperse al tratar de lograr el mejor producto para la audiencia, pero no necesariamente para los que hacen cine.