“Las medianas y grandes empresas deben conocer los puntos débiles en su cadena de trabajo, digital o física, para evitar el robo de información”, señalan los expertos cuando se habla de cuidar la información. Frente al avance tecnológico, el actualizar los estándares de seguridad debe ser constante.
Con la proliferación de la tecnología (no solo a nivel empresarial, sino que a nivel de usuario, con smartphones, tablets, sistemas en línea), el robo de información es un delito del que las empresas son constantes víctimas, muchas veces sin darse cuenta.
Más sistemas conllevan más puertas que pueden ser vulneradas, por lo que los expertos señalan que las compañías deben asumir los protocolos de seguridad de la ISO 27001, que establece un sistema de Gestión de la Información. Y es que, en función de negocios, “la implementación cuesta menos que el valor del dato perdido”.
Cuando una empresa pierde información personal sobre sus clientes, por ejemplo, el daño no solo es económico, sino que afecta además a la credibilidad de la compañía y la confianza que depositan en ella. Es por eso que deben mantener una revisión constante de sus controles de seguridad y actualizar las herramientas con las que trabajan, cuidando los puntos críticos en el manejo se su información: datos de los clientes, precios, desarrollo de productos, etc.
Esto también involucra el contar con profesionales que sepan manejar información sensible, para evitar que un descuido o negligencia abra las puertas al robo de datos.